Teología de la Comunicación:

Anunciar Esperanza con la Buena Noticia y buenas noticias


Hna Silvia Somaré (ecj)


Nuestro Papa Francisco en su Mensaje para la LIX Jornada mundial de las Comunicaciones Sociales, a celebrarse el día de la Ascensión de 2025, le pide a los comunicadores que hagan de la comunicación un instrumento de esperanza.

Algunos de sus párrafos expresan:

Sueño con una comunicación que sepa hacernos compañeros de camino de tantos hermanos y hermanas nuestros, para reavivar en ellos la esperanza en un tiempo tan atribulado. Una comunicación que sea capaz de hablar al corazón, no de suscitar reacciones pasionales de aislamiento y de rabia, sino actitudes de apertura y amistad; capaz de apostar por la belleza y la esperanza aun en las situaciones aparentemente más desesperadas.

Lo que logra el buen comunicador es que quien escucha, lee o mira pueda participar, pueda sentirse incluido, pueda encontrar la mejor parte de sí mismo y entrar con estas actitudes en las historias narradas. Comunicar de esa manera ayuda a convertirse en “peregrinos de esperanza”, como dice el lema del Jubileo.

La Comunicación es un tema que la Iglesia considera desde el Vaticano II al promulgar el decreto Inter Mirífica y propiciar la institución de un día dedicado al fomento del buen uso de los medios de comunicación social.

Aquí la Comunicación es reconocida pero nace antes que el hombre, con la misma Creación. Sus fundamentos Teológicos se anclan en un Dios que se comunica en su diversidad creativa del mundo y sigue comunicándose con hechos muy concretos:

La Encarnación del Verbo como acontecimiento comunicativo “Muchas veces y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo” (HB 1,1-2)

“El propio Verbo encarnado quiso participar de la vida social humana. (…) Reveló el amor del Padre y la excelsa vocación del hombre evocando las relaciones más comunes de la vida social y sirviéndose del lenguaje y de las imágenes de la vida diaria corriente”. (GS32)

La revelación toma formas culturales para comunicarse y expresarse porque Dios entra en la historia humana para transformarla. Así como el Hijo de Dios asumió la naturaleza humana para redimirla, así también el Evangelio debe encarnarse en la cultura de una manera vital e íntima para transformarla y salvarla” (Benedicto XVI, Ángelus 8/11/2009)

“La Buena Noticia no consiste en ir a buscar al pasado frases o imágenes que iluminen el presente, sino profundizar en el presente hasta encontrar en él ese Dios cercano que camina a nuestro lado. Jesús es de nuestro tiempo, camina adelante, no atrás.” (Francisco a los obispos del CELAM, 2013)

– “La ruptura entre Evangelio y cultura es sin duda alguna el drama de nuestro tiempo. Pero este encuentro no se llevará a cabo si la Buena Nueva no es proclamada”. (Evangelii Nuntiandi – Pablo VI)

– “No basta usar los medios para difundir el mensaje cristiano y el magisterio de la Iglesia, sino que hace falta integrar el mismo mensaje en esta ‘nueva cultura’ creada por la comunicación moderna
(Redemptoris Missio 37 – Juan Pablo II)

– Finalmente el mandato de Cristo Resucitado Vayan por todo el Mundo y anuncien la Buena Noticia (Marcos 16, 15), configura una identidad comunicativa de la Iglesia de la cual no puede apartarse. Es su ser, no su hacer.

Una Iglesia Sinodal, en salida y misericordiosa necesita apropiarse de ese ser para que su hacer sea un verdadero peregrinar en Esperanza anunciando la Buena Noticia y buenas noticias.