“Acompañar pastoralmente en el duelo”
Desde los gestos humanizantes al anuncio colmado de Esperanza.
Entre los diversos sentimientos e interrogantes que nos genera la realidad de la muerte física, propia y de los seres queridos, hay una pregunta que suele inquietarnos de manera suma ¿Qué será de nosotros después de la muerte?
En la Bula de convocación al Año Santo Jubilar de la Esperanza,1 el Santo Padre señala que uno de los aspectos de la virtud teologal de la esperanza es movernos a desear la vida eterna como felicidad plena.2
Esto lo expresa haciéndose eco de lo afirmado por los Padre Conciliares en el Concilio Ecuménico Vaticano II.
Quienes afirmaban que cuando falta el fundamento divino y la esperanza de la vida eterna, la dignidad humana sufre lesiones gravísimas — es lo que hoy con frecuencia sucede —, y los enigmas de la vida y de la muerte, de la culpa y del dolor, quedan sin solucionar, llevando no raramente al hombre a la desesperación.3
En virtud de la esperanza en la que hemos sido salvados, tenemos la certeza de que la historia de la humanidad y la de cada uno de nosotros no se dirigen hacia un punto ciego o un abismo oscuro, sino que se orientan al encuentro con el Señor de la gloria.4
Esta verdad de fe, no puede ser callada en la Pastoral del duelo, realidad que reclama cercanía sanante y anuncio esperanzador.
Esto nos desafía a madurar la pedagogía, la mistagogía y el anuncio kerigmático en la Pastoral del duelo.
1 Francisco, Spes non confundit, Bula de convocación del Jubileo ordinario del año 2025, Roma 09 de
mayo de 2024. Ver en línea (último ingreso 27 de febrero de 2024).
2 Cf Francisco, Spes non… n. 19.
3 Cf Constitución Pastoral Gaudium et Spes, n. 21.
4 Cf Francisco, Spes non… n. 20.